El arquitecto, diseñador e investigador checo que transformó la profesión en los años sesenta con una exposición en el MoMa de Nueva York construyó su última casa en las montañas de Málaga, declarada Bien de Interés Cultural pero olvidada por las administraciones.
No tenía radio, televisión ni teléfono. Tampoco una dirección concreta a la que enviar cartas. Apenas una pista de tierra llegaba a una vivienda tan singular como única. La obra, realizada entre 1969 y 1971, se rindió a su entorno natural.